Para quienes rentan una vivienda, surge comúnmente la incertidumbre sobre si este hecho genera derechos de propiedad sobre el inmueble habitado. El proceso de rentar una casa se vuelve una decisión compleja en la actualidad, con rentas costosas y requisitos en constante aumento en varias regiones del país.
El incremento en los requisitos para los inquilinos tiene una justificación, siendo una de las principales la preocupación del arrendador por la posible apropiación de la propiedad, aunque la ley establece claramente la situación de quienes alquilan.
Según el Código Federal de Procedimientos Civiles, un inquilino no puede adquirir la propiedad que está rentando, ya que el contrato de arrendamiento establece la transmisión del uso temporal del inmueble a cambio de un precio específico.
La legislación especifica que, en la mayoría de los casos, la ausencia de un contrato claro evidencia que la propiedad está en régimen de arrendamiento y no pertenece al inquilino.
En situaciones donde no hay un contrato que detalle los derechos y responsabilidades de cada parte, los conflictos legales son más complejos. Sin embargo, un proceso legal llevado a cabo correctamente y en consonancia con las leyes respaldadas por la Procuraduría Federal del Consumidor reafirma la respuesta negativa a la posibilidad de que un inquilino se quede con la propiedad arrendada en México.
Es crucial contar con un contrato que respalde la posesión del inmueble como inquilino para garantizar la claridad en caso de disputas legales.
En casos donde el propietario planee vender la propiedad y el inquilino haya alquilado la casa por más de cinco años, existe la posibilidad de proteger su derecho a adquirir el inmueble, basándose en el artículo 2448-J del Código Civil. Esto, sin embargo, requiere que el inquilino haya realizado modificaciones significativas a la propiedad durante el tiempo de alquiler.
Asimismo, si el inquilino desea subarrendar la vivienda, puede encontrar protección en los artículos 2480 y 2481 del Código Civil, siempre y cuando cuente con el permiso expreso del propietario, para evitar situaciones inesperadas que puedan requerir la intervención del dueño.
En cualquier circunstancia, el diálogo y la claridad contractual entre arrendador y arrendatario son esenciales para evitar conflictos futuros y asegurar el cumplimiento de las disposiciones legales pertinentes.