En un enfrentamiento cargado de rivalidad y expectativas, la selección de Estados Unidos se proclamó tricampeona de la Liga de Naciones de Concacaf al vencer a México con un contundente marcador de 2-0. El equipo estadounidense demostró su superioridad desde el inicio del partido, dejando a México sin respuestas claras y sumergido en la desesperación.
El entrenador de México, Jaime Lozano, expresó su deseo de vencer a su máximo rival, pero la realidad fue implacable. El equipo mexicano se vio superado en todas las líneas y no logró plasmar su juego en el terreno de juego. La ausencia de Julián Quiñones y la falta de fluidez en el ataque fueron factores determinantes en la derrota del equipo azteca.
Desde el inicio del encuentro, Estados Unidos mostró su fortaleza, con Christian Pulisic liderando los ataques y generando peligro en el área mexicana. A pesar del sacrificio defensivo de México, el equipo no logró contener el ímpetu ofensivo de su rival, recibiendo dos goles que sentenciaron el partido.
El agobio fue total para la selección mexicana, que intentó reaccionar en la segunda mitad con cambios en su alineación, pero fue en vano. La superioridad de Estados Unidos se mantuvo hasta el final del encuentro, dejando a México sin opciones de remontada.
Con esta derrota, la paternidad de Estados Unidos sobre México en el fútbol de Concacaf continúa, independientemente del entrenador que esté al frente del equipo azteca. Una noche amarga para el fútbol mexicano, que deberá replantearse su estrategia de cara a futuros enfrentamientos con su eterno rival.