El caso reaviva el debate sobre los límites legales entre la investigación ministerial y la protección del secreto profesional periodístico.
La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México solicitó al periodista Carlos Jiménez entregar un video e identificar a la persona que se lo proporcionó, lo que generó un debate inmediato sobre el derecho a la protección de fuentes periodísticas, una de las garantías más sensibles para el ejercicio de la prensa en México.
El propio Jiménez reveló el oficio a través de su cuenta de X, donde calificó el requerimiento como un intento de presión. La solicitud fue emitida tres días después de que difundiera material relacionado con un operativo en Iztapalapa.
El oficio fechado el 16 de noviembre de 2025, firmado por la agente del Ministerio Público Ángela Carbajal Márquez, exige que en 48 horas entregue el video completo mostrado en el programa C4 en Alerta, además de proporcionar:
- Cómo obtuvo el material
- Quién se lo proporcionó
- El número telefónico desde el cual recibió la información

La Fiscalía sostiene que estos datos son necesarios para el “perfeccionamiento legal” de una investigación por delitos contra la salud, vinculada al cateo realizado el pasado 13 de noviembre en un domicilio de Iztapalapa.
El material en cuestión muestra a elementos de la Policía de Investigación (PDI) ingresando a una vivienda y deteniendo a una mujer que presuntamente almacenaba droga. Ese mismo día, Jiménez también difundió información que vinculaba la operación con un supuesto refugio de la banda de Los Belmont.
En contraste, el periodista afirmó que la Fiscalía no tiene facultades para exigirle revelar su fuente y advirtió que el requerimiento podría violar la protección constitucional al trabajo periodístico. Su postura avivó un debate que ya crece en redes sociales entre quienes apoyan la labor de la Fiscalía para robustecer la investigación y quienes consideran que se trata de un acto intimidatorio.
El caso vuelve a poner en la mesa la tensión entre autoridades y medios de comunicación en operativos de alto impacto, así como los límites legales cuando el Estado busca información que involucra a comunicadores y a sus contactos confidenciales.




