Investigaciones recientes han identificado un tipo de sangre que podría estar relacionado con una mayor longevidad y un envejecimiento más lento. Sin embargo, también conlleva ciertos riesgos de salud.
Cada persona es única, desde su apariencia hasta su biología interna, y el tipo de sangre juega un papel más importante de lo que se pensaba. Además de determinar la compatibilidad para transfusiones, algunos estudios han encontrado que ciertos grupos sanguíneos pueden influir en la velocidad del envejecimiento.
Un estudio publicado en Planet Today sugiere que algunas personas tienen una capacidad superior para la regeneración celular y la reparación de tejidos, lo que les permite envejecer de manera más lenta en comparación con el resto de la población.
Un hallazgo sorprendente sobre la longevidad
Investigadores en Japón analizaron los perfiles sanguíneos de 269 personas mayores de 100 años en Tokio y encontraron un patrón en común: un tipo de sangre que parecía estar más presente entre los centenarios. Los resultados, publicados en la revista Experimental Gerontology, apuntan a que este factor podría estar vinculado con una mayor longevidad.
Sin embargo, los expertos advierten que la genética no lo es todo. La alimentación, el ejercicio y un estilo de vida saludable siguen siendo determinantes para mantener un cuerpo joven y resistente al paso del tiempo.

El otro lado de la moneda: mayor riesgo de enfermedades
Pero no todo son ventajas. Otro estudio publicado en BMC Medicine reveló que las personas con este tipo de sangre también podrían ser más propensas a sufrir enfermedades cardiovasculares, como infartos y accidentes cerebrovasculares.
Además, investigaciones del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos y la Universidad de Ciencias Médicas de Teherán han encontrado que quienes lo poseen tienen mayores probabilidades de desarrollar cáncer gástrico.
¿Bendición o riesgo?
Finalmente, se reveló que el grupo sanguíneo en cuestión es el tipo B, que no solo parece envejecer más lento, sino que también es el más frecuente entre las personas longevas. Sin embargo, su vulnerabilidad a enfermedades graves hace que este descubrimiento sea un arma de doble filo.
A pesar de la influencia genética, los expertos coinciden en que llevar un estilo de vida saludable es el mejor antídoto contra el envejecimiento y las enfermedades.